Qué es el Antiespecismo

Según la RAE el especismo tiene dos acepciones:

  1. Discriminación de los animales por considerarlos especies inferiores.
  2. Creencia según la cual el ser humano es superior al resto de los animales, y por ello puede utilizarlos en beneficio propio.

Por lo tanto el Antiespecismo es un movimiento ético y político contrario al antropocentrismo y, por ende, al especismo. Este movimiento lucha contra la hegemonía de la especie humana por encima del resto de especies. Entiende que el ser humano no tiene ningún derecho a tratar como productos, explotar y cosificar al resto de animales para su propio beneficio, empleando para ello todo tipo de prácticas indignas de cualquier sociedad.

Como movimiento político el Antiespecismo persigue un cambio en las leyes, un cambio a nivel legislativo en el que se incluyan derechos y garantías para todos los animales. Se trata de proteger y no discriminar a ninguna especie animal, del mismo modo que ya existen garantías legales para no discriminar a ninguna persona independientemente de su raza, procedencia, género, etc.

¿Y este movimiento qué implica?

Dibujo del Animal Liberation Front (ALF)
Dibujo Animal Liberation

El movimiento antiespecista conlleva una lucha por la liberación animal, es una lucha contra las opresiones, que quiere romper con el antropocentrismo imperante. Las personas antiespecistas comparamos nuestra lucha con las primeras voces en defensa de las personas racializadas. No debemos olvidar que hasta mediados del S.XX en varios países de Europa existían “zoológicos para humanos”, personas negras entre barrotes eran exhibidas junto con monos y otros animales. Lógicamente esto hoy en día nos parece a todas las personas algo totalmente espeluznante, ¿no?

Pues bien, ese sentimiento de rechazo y vergüenza ajena a la vez es el mismo que experimentamos las personas antiespecistas cuando vemos a nuestro alrededor día tras día toda la explotación animal, desde la compra venta de animales llamados de compañía, los espectáculos taurinos, los zoos, los circos con animales, la industria cárnica en su totalidad y sus prácticas, la industria láctea y todo su maltrato y explotación, la vivisección para testado de cosméticos u otros fines estéticos totalmente innecesaria en la actualidad, etc, etc, etc….

¿Por qué es tan necesario?

Un cambio global hacia una dieta vegana es vital para salvar al mundo del hambre, la escasez de combustible y los peores impactos del cambio climático

Informe de la ONU publicado en el diario The Guardian

Existen 3 pilares fundamentales para explicar la gran necesidad de adoptar un estilo de vida vegano. Son la ética y la empatía hacia el resto de seres sintientes, el medio ambiente y la salud.

Ética y empatía

Actualmente se matan para consumo humano 55.000 MILLONES de animales terrestres y casi 3 BILLONES de animales marinos CADA AÑO. Cuando está demostrado, y así se reconoce en el Tratado de Lisboa de 2007, en su artículo 13 que califica de forma clara y sin ningún género de dudas a los animales como sentient beings, o seres sintientes. Es decir, seres vivos, no sólo “sensibles”, sino sintientes o con capacidad de sentir, un concepto mucho más amplio, y que nos identifica a todos los animales (humanos y no humanos), diferenciándonos de los vegetales.

Usamos a los animales no humanos como productos, como cosas, a los que podemos torturar, inseminar, explotar y matar sin ningún tipo de compasión ni de legislación (en los casos de los animales considerados de granja o para consumo). De hecho, vemos aquí la tremenda disonancia cognitiva en las leyes que, en cambio, sí protegen a otro tipo de animales denominados de compañía.

Acariciando un pony en el santuario “La Voz Animal

Medio Ambiente

El 92% de la deforestación de la selva amazónica desde 1970 ha sido causada por la implantación de cultivos para alimentar al ganado en las macro-granjas industriales. La ganadería es la principal causa de emisión de gases de efecto invernadero, 18% del total de emisiones según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), por delante de la polución que provoca toda la industria del transporte unida (coches, barcos, aviones, trenes… TODO). Pero este dato no contempla otro tipo de contaminación como los purines que acaban en los ríos y mares, tampoco la cantidad de árboles deforestados para este tipo de cultivos con su posterior impacto medioambiental, etc.

La cría de 1.300 millones de animales en explotaciones ganaderas para consumo humano ocupa casi el 24% de toda la masa terrestre del planeta, lo que conlleva la destrucción de millones de hectáreas de bosque virgen tropical especialmente en América Central y América del Sur, y provocando la desaparición de especies enteras de plantas, así como docenas de especies de pájaros, mamíferos y reptiles. Hay que tener también en cuenta que las técnicas empleadas por la ganadería intensiva causan la pérdida irreparable de la capa fértil del suelo y todo ello sin olvidar los graves problemas hídricos que supone la actual ingesta de carne.

Para producir un 1kg de carne de vaca, se necesitan más de 15.000 litros de agua, para la de cerdo unos 8.000 litros y la de pollo más de 4.000 litros. En total, el 20% del agua consumida en el planeta se emplea para la producción de pienso. Por el contrario, para producir un kilo de legumbres solo son necesarios unos 5.000 litros.

¿Qué solución proponemos?

Por lo tanto, un cambio significativo en la dieta podría reducir en un 70% las emisiones de la ganadería y un 63% la del conjunto de la industria alimentaria, según un estudio de científicos de la Universidad de Oxford publicado en el Journal of Science. El estudio también sostiene que si sustituimos nuestro consumo de carne y lácteos por alternativas vegetales reduciríamos en un 75% el uso de la tierra destinado a producir alimentos para los animales, un área que equivale a los territorios de EE.UU., China, la Unión Europea y Australia, ¡todos juntos! Y esta reducción permitiría seguir abasteciendo a la población mundial.

Hoy en día se siembra suficiente comida para alimentar a entre 10 y 12mil MILLONES de personas, y sin embargo en un mundo donde hay poco más de 7,000 MILLONES de personas, más de 800 MILLONES viven en situación de hambruna, y más de la mitad de la población vive con menos de 2€ al día. Y esto es debido a que la comida que cultivamos la usamos para alimentar al ganado que luego nos comemos, desaprovechando de una manera grotesca los recursos de nuestra tierra, cuando sería mucho más eficiente y distributivo utilizar dichos cultivos para alimentar a los seres humanos. El 82% de los niños y niñas en situación de hambruna severa viven en países donde la comida se les da a los animales para matarlos y exportarlos a países de Occidente.

Salud

Tenemos también los problemas relacionados con la salud pública debido al consumo de animales. La mayoría de las enfermedades crónicas graves, algunas de ellas potencialmente mortales, como las cardiopatías, hipertensión, ciertos tipos de cáncer, diabetes tipo II, Alzheimer, están todas relacionadas con el consumo de alimentos de origen animal y estamos gastando miles de millones, incluso BILLONES de euros, financiando medicamentos que no necesitaríamos, para paliar los síntomas de enfermedades que no tendríamos, si sencillamente no se consumieran los productos que las provocan, si comiéramos productos para los que nuestros cuerpos sí están diseñados.

Actualmente ya sabemos que hay alimentos, sobre todo las carnes rojas y los lácteos que hacen que el PH de nuestra sangre se vuelva más ácido, acidificando así nuestro organismo, corriendo el riesgo de que nuestras células dejen de funcionar correctamente y mueran. Además, muy al contrario de la creencia popular, las carnes rojas y los lácteos aceleran la osteoporosis, ya que, al provocar la acidificación de nuestro organismo este debe sacar minerales alcalinos de sus reservas para neutralizar esa acidificación, y eso lo hace principalmente extrayendo el calcio de nuestros huesos.

¿Eso es todo?

En absoluto. La carne que se consume está llena de toxinas y antibióticos.  Como ya hemos comentado, las condiciones de hacinamiento en las granjas intensivas y las condiciones de vida de esos animales hace que se necesiten cantidades ingentes de piensos especiales, para acelerar al máximo su crecimiento y así rentabilizar su carne en el menor tiempo posible, y antibióticos, para mitigar la propagación de enfermedades en esas condiciones de insalubridad.

Lógicamente todo eso se deposita en la carne de esos animales que posteriormente se come, y ya existe un problema de salud pública que, de momento, tratan de ocultarnos. Pero es una realidad que cada vez hay más casos de bebés, independientemente de su género, con desarrollo de mamas debido al consumo de carne de pollo (que es una de las primeras carnes que se introduce en la alimentación complementaria de bebés), y también nos encontramos con la resistencia a un gran número de antibióticos que ya se están dando en hospitales y en tratamientos que no están dando los resultados deseados en un gran número de pacientes.

Además, ya en el 2015 la OMS (Organización Mundial de la Salud) publicaba un informe en el que relacionaba el consumo de carne procesada con el cáncer, dónde manifestaba que las carnes rojas y las procesadas podían incidir significativamente en el aumento del riesgo de sufrir cáncer de colon.


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