Cartel de protesta en una vigilia vegana

Sobre activismo

¿Qué es el activismo?

Todo movimiento social o político va acompañado de una militancia o activismo, ya que lo que tratan es de cambiar o modificar las creencias colectivas o el ‘status quo‘ establecido. Todo activismo lucha por cambiar o transformar el sistema existente ya sea este social, político, cultural o incluso económico.

Tenemos como referente en Europa, por ejemplo, la Revolución Francesa, dónde el pueblo se rebeló contra un sistema político, económico y social. O la Revolución Industrial, dónde aparte de un cambio en el paradigma económico y político, se vivió un gran cambio desde el punto de vista social y laboral.

Más cercanos a nuestros tiempos tenemos el movimiento feminista, el movimiento en defensa de los derechos LGTBI o el movimiento okupa por poner solo unos ejemplos.

Por lo tanto, el movimiento por la liberación animal es un movimiento social, cultural, político y económico que lucha contra el fin de toda opresión hacia cualquier ser sintiente. Para poder cambiar el sistema actual de producción, explotación y consumo hay que modificar lo primero la base social y cultural que sustenta ese modelo de consumo en el que algunos animales son destinados a consumo y otros en cambio son considerados animales de compañía e incluso están protegidos por leyes en contra del maltrato animal.

Pero este sistema no es solo cultural y social, está amparado y perpetuado por un sistema político y económico que considera a los animales como productos, como recursos únicamente destinados a nuestro consumo, uso y disfrute.

Se trata, por tanto, de acabar con este sistema antropocéntrico que sitúa al ser humano como centro del mundo, sin tener en cuenta las necesidades, derechos y sentimientos del resto de animales no humanos.

¿Por qué es necesario?

Nos gustaría contaros una parábola, para que entendáis la postura filosófica del activismo antiespecista, que no difiere de otros tipos de activismo.

La parábola del perro apaleado

Había un hombre en la calle con un palo, dándole una paliza a un perro. Tres personas se pararon a mirar lo que sucedía, a lo que el hombre les arengó: “¡Venga! ¡Uniros a mí, es muy divertido!”. La primera de las personas que lo observaban se unió al señor y también comenzó a apalear al perro. La segunda persona decidió no unirse a la tortura del animal y no hizo nada. La tercera persona, no solo decidió no participar en esa barbarie, sino que llamó a la policía y les increpó a las dos personas que estaban apaleando al perro para que pararan.

En esta corta parábola, podemos hacer una analogía bastante certera del activismo. La primera persona sería carnista, ya que con su dieta y hábitos de consumo sigue participando activamente de la tortura y muerte de los animales. La segunda sería una persona vegana, ya que ha decidido no participar activamente de la tortura y muerte de los animales, pero tampoco hace nada por impedir que otros lo hagan. La tercera persona sería la activista, que no sólo se preocupa de no participar en la tortura y muerte de los animales, sino que se implica activamente para intentar que este horror acabe lo antes posible mediante acciones de divulgación, ayuda a colectivos, etcétera.

Cada uno lleva su proceso

Con esta analogía no pretendemos en ningún momento juzgar a aquellas personas que se hayan quedado en el veganismo. Somos conscientes de que ser una persona vegana ya significa formar parte de ese 1% de la población que ha decidido no participar de la muerte innecesaria de millones de animales cada día, de la misma forma en que no debemos juzgar a aquellas personas que aún no son veganas, ya que entendemos que cada persona tiene su proceso de deconstrucción. Hay quienes salen del Matrix de la noche a la mañana y hay quienes pasan por años de proceso.

Por tí, por ellos, por todas.

Medioambiente

Pero entonces ¿por qué es tan importante el activismo? Como ya hemos mencionado al veganismo se suele llegar por tres vías o aproximaciones; los derechos de los animales, la salud y el medioambiente. Desde el punto de vista medioambiental, según todos los expertos los próximos 20 años van a ser claves para dirimir el destino de nuestro planeta. Hoy sabemos los beneficios que conlleva una dieta vegana para el medioambiente, tanto en necesidades de recursos, tierra y agua, como en posibilidades de reforestación y redistribución de los recursos. Y lo cierto es que no nos queda mucho tiempo, por lo que cuantas más personas se hagan veganas en el menor tiempo posible, mayores posibilidades tendremos de revertir el cambio climático.

Salud

       En cuanto a salud, tres cuartos de lo mismo. Sabemos que catorce de las quince enfermedades crónicas y potencialmente mortales más extendidas de nuestra sociedad se deben al consumo de productos de origen animal. Enfermedades coronarias, determinados tipos de cáncer, diabetes tipo II, Alzheimer, demencia, obesidad, hipertensión… Y el sistema se centra constantemente en seguir financiando curas para los síntomas en lugar de analizar las causas y prevenirlas con campañas de concienciación. Y tampoco decimos que siendo personas veganas seamos inmunes a enfermedades, pero desde luego tenemos mucho menor riesgo. Por lo que cuantas más personas se hagan veganas en el menor tiempo posible mejor podremos luchar contra estas enfermedades, por no hablar de los miles de millones de EUR que se ahorrarían en tratamientos innecesarios.

Derechos de los animales

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Crotales

Y qué decir de los derechos de los animales. Cada año mueren, entre animales terrestres y acuáticos, más de 2 billones y medio de animales. O lo que es lo mismo 80,000 animales cada segundo. ¿Os imagináis lo que es eso? 80k, 160k, 240k, 320k, 400k… para cuando hayamos acabado esta lectura, habrán muerto aproximadamente 144 MILLONES de animales. Si queremos acabar lo antes posible con este holocausto, cuantas más personas veganas seamos en el menor tiempo posible, antes lograremos ese objetivo.

Conclusiones sobre activismo

Y para eso, para acabar cuanto antes con el cambio climático, con las enfermedades endémicas de nuestra sociedad y con el holocausto animal, no podemos quedarnos en casa. Tenemos que formar parte activa de un movimiento que nos necesita y que es probablemente, el movimiento social con mayor repercusión a nivel global de nuestra era, ya que invirtiendo vuestro tiempo en activismo antiespecista, estaréis invirtiendo vuestro tiempo en salud, en ecología, en derechos humanos, en feminismo y en derechos sociales y laborales, y por supuesto en derechos de los animales, entre otras causas.


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